Para todos los amantes del pescado y, en concreto, del bacalao, ha llegado el momento de disfrutar de este alimento más que nunca, gracias a que es uno de los platos más típicos de navidad. Existen un sinfín de maneras y recetas para prepararlo ¡sí! horneado, asado, frito, y aderezado con diferentes salsas y guarniciones a base de patatas, almendras arroz etc…, sin embargo, lo primero y más importante es saber si se trata de un auténtico bacalao o no.
¿Cómo lo puedes reconocer a simple vista? Pues te diremos que así, a ojo, es complicado. Y lo cierto es que son muchos los comercios que venden pescados muy parecidos al bacalao, por lo que resulta casi imposible notar la diferencia entre un verdadero y uno falso. Así pues, te contamos los trucos más efectivos para diferenciarlo ¡Atentos!
El bacalao: un pescado blanco grande y salado
El bacalao es una especie de pescado que proviene de la familia de los gadidae (Gadus morhua), y una de las cosas que le diferencian de otros pescados es el tipo de salazón y el secado, lo que además de conferirle su inconfundible sabor, reafirma su textura, evita la decoloración y ralentiza mucho más el riesgo de crecimiento de bacterias.
El bacalao se le considera un pescado blanco por no superar el 2% de grasa corporal. Y se trata, además, de un pescado muy grande, ya que puede llegar a pesar hasta 100 kilogramos y medir hasta 2 metros de largo ¡Ahí es nada!
Color y textura
Precisamente, por su proceso de secado y salazón, el bacalao tiene un color blanco roto o marfil, y la carne por dentro es de un color traslúcido. Pero, si aún así sigues dudando, un buen truco para saber si es definitivamente o no un bacalao ¡tócalo!
Si se hace pedazos en seguida y se desmenuza ¡es auténtico! en caso contrario, puede ser alguna otra variedad similar.
¿A qué otros pescados se parece?
Uno de los pescados más similares es el fogonero ¿por qué?, lo cierto es que se trata de una variedad del bacalao, por lo que es un pescado blanco que procede de las gélidas aguas del norte de Europa.
Otro de ellos es el abadejo. Un pescado blanco que pertenece a la denominada familia de los gádidos, al igual que el bacalao, por ello luce una apariencia bastante parecida. La diferencia principal radica en el tamaño, pues el abadejo no supera los 1,20 cm, y esto es lo que más llega a confundir a los consumidores.
La maruca es, quizás, uno de los pescados sucedáneos que más venden por bacalao. También procedente de la familia de los gádidos, se la denomina Molva molva; su aspecto es casi idéntico, y no te darías cuenta si no lo tocas, pues su textura es distinta al bacalao, también fina y suave pero no se desmenuza con tanta facilidad.
Al final, lo más importante es acudir a una pescadería de confianza y preguntar todas las dudas antes de comprar un pescado u otro.