La sopa de ajo y la sopa castellana son deliciosos platos que forman parte de la gastronomía española. Estas dos recetas son ideales sobre todo para los días más fríos, en los que más nos apetece un plato caliente y de cuchara. Debido a que son muy parecidas, se suelen confundir bastante. Los ingredientes son prácticamente los mismos y la forma de prepararlas también es muy parecida. Entonces, ¿hay alguna diferencia entre estas dos sopas tradicionales españolas? La respuesta es sí, y a continuación te la revelaremos.
El origen de la sopa de ajo y de la sopa castellana
Se dice que estas humildes recetas tienen siglos de historia. La sopa castellana nació en tierras zamoranas, de ahí su nombre. Este nuevo concepto de sopa surgió a raíz de una carencia de alimentos. Como solo disponían de un poco de pan sobrante, el cual estaba durísimo, un poco de ajo, sal y pimentón, decidieron incorporar todo a un caldo que ablandó el pan y cuyo sabor se potenció por la utilización del ajo y estas dos especias. Con los años ha ido evolucionando, pero la esencia es la misma.
De esta evolución surgió la sopa de ajo, que es en realidad una variante de la sopa castellana que, como veremos después, es ligeramente diferente. Ambas recetas se extendieron por toda la península, y durante muchos años fue uno de los platos preferidos para los almuerzos. Además, son recetas que se suelen preparar en Semana Santa, porque en la mayoría de las ocasiones no llevan carne y son bocados bastante “sobrios”. Resulta curioso saber que, por aprovechar unos pocos ingredientes que no se encontraban en el mejor de los estados, surgiesen dos sopas extraordinarias.
La diferencia entre la sopa de ajo y la sopa castellana
No, no nos hemos equivocado con el título de este apartado, porque solamente hay un detalle que ayuda a distinguir una sopa de otra: la consistencia. La castellana es más acuosa que la de ajo, pues, en la preparación de esta última, el caldo se deja reposar durante más tiempo, y eso hace que el pan chupe mucho más, logrando una sopa más espesa. Si te gustan más las sopas líquidas que consistentes, te recomendamos más la sopa castellana. Si, en cambio, te gusta que la sopa esté contundente y espesa, la de ajo te encantará.
Cada uno es libre de incorporar a cualquiera de estas dos recetas los ingredientes adicionales que quiera para mejorar el sabor. Por ejemplo, hay quien añade trocitos de jamón ibérico, hay otros que sustituyen el agua por caldo de ave o jamón directamente, otros añaden coliflor y desechan el pan… Lo que importa es que la prepares a tu gusto, para disfrutar de un auténtico manjar que es muy fácil de hacer y que te ayudará a calentarte en los días más fríos del año.
Cómo preparar una buena sopa castellana/ de ajo
Ya sabes cuál es la diferencia entre una receta y otra: dejar reposar más o menos el caldo. Ten en cuenta esto a la hora de prepararla, para que logres que tenga la consistencia que más te guste.
Ingredientes necesarios
- 8 dientes de ajo
- 100 gramos de pan duro
- 2 cucharadas de pimentón
- 4 huevos
- 1 litro de agua
- Sal
- Aceite de oliva
Elaboración
Como te hemos comentado anteriormente, esta receta no tiene mucha complicación. La tendrás lista en solo cinco sencillos pasos:
- Añade un chorrito de aceite y el pan en una olla a fuego medio. Tiene que quedar doradito. Cuando esté en el punto ideal, retíralo y resérvalo.
- Añade los dientes de ajo, cortados en láminas, en la misma olla. Cuando se empiecen a dorar, sácalos.
- Seguimos con la misma olla. En esta ocasión, sácala del fuego, añade el pimentón y mézclalo bien con el aceite.
- Vuelve a poner la olla en el fuego, y agrega el ajo, el pan, la sal y el agua. Cuece todo durante unos 15 minutos a fuego medio.
- Antes de servir la sopa, añade el huevo batido removiendo constantemente, para que se ligue bien con el caldo. Déjalo reposar más o menos para que sea más espesa o líquida, respectivamente, y… ¡a disfrutar!