Los embutidos como jamón y queso son alimentos que algunas personas consideran fuera de una comida sana. Lo que nadie se percata es que algunos son de fabricación artesanal y contienen las cantidades exactas de calorías, proteínas y nutrientes. Por ejemplo, su consumo es ideal para compensar la falta de hierro. Los minerales como el fósforo, magnesio y potasio también son provechosos para el cuerpo. El selenio, un antioxidante que reduce el riesgo de enfermedades crónicas, se hace presente en la cantidad recomendada. Los embutidos han resultado ser una gran fuente de energía, así que si requieres de fuerza para ejercitarte consumir jamón y queso te la proporcionaran.
Conservar los embutidos como el jamón y queso es importante para mantener los sabores originales una vez abiertos. Consumirlos en el mejor estado y textura es lo ideal, para ello es necesario aprender a guardarlos de la manera correcta, especialmente si se trata de piezas o paquetes muy grandes que se comenzaron a ingerir y se ha decidido dejar para comer más adelante. Ya la temporada navideña ha terminado, por lo que es momento de moderar el consumo de los embutidos y no darle tanta caña.
¿Cómo conservar los embutidos por largo tiempo?
En la mayoría del tiempo, saber conservar los alimentos marca la diferencia entre el ahorro o pérdida de dinero. También guarda relación con llevar una dieta sana y equilibrada. El jamón y el queso, son de los productos más consumidos durante el año, pero las mejores piezas se dejan para navidad. El asunto es, que se adquiere en grandes cantidades y luego no sabes cómo guardarlos sin que se dañen o pierdan todos sus sabores y ni hablar de sus nutrientes. Existen diferentes formas de preservarlo y aquí te mostraremos cuál es la mejor manera de hacerlo.
Cómo conservar embutidos curados
Los embutidos curados como el lomo, jamón serrano y el salami llevan un proceso de elaboración largo y costoso. La clave perfecta para su conservación es colgarlos en lugares frescos, secos y oscuros. Si tienes más de una pieza debes procurar que no se toquen entre sí. Ten en cuenta que la parte del corte debe quedar hacia el suelo y estar bien tapada para impedir cualquier contacto con el aire.
Para que mantenga su sabor y textura puedes untar un poco de aceite de oliva en la zona ya cortada, así no se pondrá rancio y luego la tapas con papel film. Si tienes en tu cocina una pata de jamón, un buen consejo es cubrir las partes abiertas con los propios trozos de grasa quitados con anterioridad. Recuerda que la pieza completa debe estar aireada, basta con colgarla o colocarla en un jamonero.
Para preservar los sabores de este tipo de embutido, debes considerar retirar la corteza de la zona que vayas a consumir. La corteza se guardará junto a las capas de grasa que se van quitando y colocando encima del corte. La intención en mantener húmeda la pieza y no se oxide al tener contacto con el aire. Otra opción es tapar el jamón con un paño de algodón limpio, funciona como protección y al mismo tiempo lo deja respirar.
Cómo conservar el queso
El queso es otro alimento que encanta, es muy variado y de distintos sabores. Para que no pierda su aroma, sabor y esencia, es necesario saber conservarlo. Para esto es fundamental tener en cuenta varias cosas: tiempo, temperatura y el envoltorio a utilizar. El queso, más que el jamón sufre las consecuencias de su exposición al aire que puede resultar en la formación de mohos, que un queso jamás debe tener porque no son buenos para la salud.
Vamos a comenzar diciendo que la temperatura que requiere el queso dependerá de su tipo. Los quesos de tapa dura se deben conservar entre los 8 y 12 grados. Los quesos blandos están mejor en temperatura entre los 4 y 8 grados. Si usas la nevera para guardarlo, el lugar ideal es el cajón de las verduras por ser la parte menos fría.
Este tipo de embutido no se puede conservar durante el mismo tiempo. Los pequeños, pocos curados, bajos en grasa o blandos no se pueden guardar por más de 15 o 20 días en frío. Los queso de cabra de tapa prensada, se pueden conservar por uno o dos meses, si su contenido es de un kilo. En cuanto a las totas, se deben consumir en el menor tiempo posible.
Ahora bien, el envoltorio juega un papel muy importante en la conservación de este alimento. Lo más fácil es mantener el mismo envase con papel film o papel de aluminio. Los envases herméticos también son buenos, pero no para todos los quesos, el blando se puede fermentar generando un olor nada agradable. Si el queso tiene moho en su tapa, la mejor manera de conservarlo es con un trapo de algodón previamente humedecido con agua salada.
Nevera como la mejor opción
Tanto el jamón como el queso deben tener una conservación muy vigilada. La mayoría de las personas optan por utilizar su nevera para guardar estos productos y no es mala idea. Para muchos resulta la mejor forma de hacerlo porque no cuentan con espacios frescos, secos y oscuros. La alternativa más económica es reenvasar al vacío, usando tupper ya que evita que los embutidos estén en contacto con el aire y se mantengan por más tiempo.
Recuerda que el aire está cargado de oxígeno y esto oxida los productos, además deshidrata las partes cortadas. Cuando quieras preprar una buena receta con jamón y queso, querrás que tus ingredientes estén bien frescos. Así que, sigue estos consejos y tendrás embutidos por mucho más tiempo.