Disfrutar de un clima cálido durante los días de invierno en nuestra vivienda es algo sumamente placentero y, en los lugares que hace mucho frío, totalmente necesario. Para lograrlo, podemos recurrir a distintos sistemas de calefacción como pueden ser las calderas de gasoil, las estufas y, por supuesto, la chimenea.
La chimenea es, precisamente, una de la preferida por muchos, pero en ocasiones nos enfrentamos a un problema a la hora de utilizarla: echa humo al interior de la vivienda. Pero no te preocupes, hoy vamos a explicarte por qué sucede esto y cómo puedes solucionarlo con unos sencillos trucos.
Por qué echa humo tu chimenea
Existen muchos tipos de chimeneas distintos en el mercado, pero con independencia de su funcionamiento, todas ellas deben estar diseñadas correctamente como para lanzar el humo provocado por la combustión al exterior de la vivienda. De lo contrario, estamos ante un problema importante.
Pero, antes de buscar soluciones, vamos a ver cuáles son las causas de que la chimenea eche humo en nuestra casa:
- La chimenea no encaja bien en su ubicación. Lo primero que debemos tener en cuenta es que, para funcionar correctamente, es necesario adecuar el tiro y la salida de humos para que encaje correctamente en el hueco.
- Tubo demasiado ancho o estrecho. Si el tamaño del tubo no es correcto, también podemos encontrarnos con problemas, ya que el humo revocará hacia el interior de la vivienda.
- El extractor de humo está roto. Si se trata de una chimenea nueva, puede que no se haya puesto correctamente, mientras que si es antigua, quizás el extractor se haya deteriorado como consecuencia del tiempo y el clima, provocando ciertos fallos en su funcionamiento.
Estos suelen ser los motivos más habituales, aunque ante cualquier duda, te recomendamos ponerte en contacto con un especialista que pueda ofrecerte su opinión profesional.
3 trucos para que tu chimenea no eche humo
Ahora que ya conoces las causas que pueden provocar este problema, es importante que tomes nota de las prácticas que puedes llevar a cabo para evitarlos.
1. Limpia correctamente tu chimenea
Como hemos visto más arriba, en ocasiones los problemas de humos con las chimeneas vienen derivados de un mal mantenimiento de las mismas, lo que termina provocando la acumulación de residuos y rotura de las piezas. Por eso es totalmente necesario que la limpies bien cada vez que la uses, no solamente retirando las cenizas, sino ayudándote de un cepillo para eliminar todos los residuos que se han ido acumulando durante la combustión.
Además, también es importante comprobar de manera regular que todas las piezas funcionan correctamente para así evitar disgustos el día de mañana.
2. Utiliza una buena leña
El combustible que utilicemos también es algo que puede tener influencia directa en cómo lance el humo nuestra chimenea. Por eso debemos tener claro que, para arder, la leña debe cumplir dos condiciones muy claras:
- Estar seca. La humedad interior nunca puede ser superior al 20%
- No contener demasiada resina. Esto es lo que ocurre con algunas variedades como el pino y son las que suelen provocar un mayor exceso de humo a la hora de encender la chimenea.
Una de las mejores alternativas para quemar en nuestra chimenea es la leña de encina, si bien existen otras muchas posibilidades a nuestro alcance.
3. Ten cuidado al encender tu chimenea
Encender la chimenea de una forma u otra también puede ser determinante a la hora de conseguir que se genere menos humo. Por eso vamos a darte algunos consejos.
- Recurre a las pastillas de encendido para inicial el fuego en vez de al papel. De esta forma, ya estarás provocando una menor cantidad de humo.
- Utiliza ramas pequeñas. La mejor opción para iniciar el fuego en una chimenea es ayudarnos de ramas pequeñas para generar esas brasas que luego vamos a utilizar como base para quemar otros troncos más grandes.
- Deja que las brasas se hagan bien. Sobre todo antes de incluir un gran trozo de leña porque si no lo que vas a conseguir es generar una mayor humareda.
Como ves, conseguir que nuestra chimenea no suelte humano que pueda molestarnos a nosotros o a nuestros vecinos es relativamente sencillo. Solamente tenemos que aplicar una serie de buenas prácticas y cuidar el mantenimiento de la misma. Esperamos que estos consejos te hayan servido para aprender un poco más al respecto.