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Lejía en la limpieza del hogar: ¿qué se puede limpiar y cómo hacerlo correctamente?

Aunque es muy popular y la conocen en casi todo el mundo, la lejía no se sirve para desinfectar cualquier superficie o material.

Lejía, lavandina o cloro, lo más probable es que ya la conozcas, la tengas en casa e incluso la uses para la limpieza habitual del hogar. Sin embargo, debes saber que esta sustancia no es fabricada para limpiar, sino para desinfectar, combatir bacterias, microorganismos, desaparecer olores molestos y blanquear, y al ser tóxica y corrosiva, existen ciertos riesgos asociados a su uso incorrecto. ¿Sabes cuáles son?

Para evitar cualquier peligro y darle una buena aplicación a este producto, es vital que conozcas qué se puede limpiar con lejía, que no y cuál es la manera correcta de utilizarla para sacarle todo el provecho posible a sus propiedades y potente acción desinfectante. ¡Presta atención!

¿Qué se puede limpiar con lejía?

La lejía tiene un superpoder, y es que es increíblemente eficaz para deshacerse el hedor y de las bacterias que lo generan. Gracias a que este maravilloso producto es un bactericida muy competente, es ideal para limpiar el cuarto de baño, vidrios, azulejos y cerámica. Fíjate cuáles son a continuación:que limpiar con lejia

El cuarto de baño

Gracias a las propiedades de este producto, podemos aplicarlo para la desinfección del inodoro, el lavabo, el suelo de la ducha, la mampara y el exterior e interior de la bañera, así dejarás el cuarto de baño libre de microorganismos y mal olor.

Encimeras y electrodomésticos de la cocina

Puedes diluir media taza de lejía en un recipiente con 1 litro de agua y sumergir un paño para humedecerlo con esta mezcla y usarlo para limpiar las encimeras, mobiliario y cajones siempre y cuando no sean de madera. Además, es ideal para desinfectar el interior de electrodomésticos como el frigorífico y el microondas.

Cristales y espejos

Con la misma dilución creada para limpiar las encimeras es posible limpiar cristales, vidrios y espejos, quitar manchas y dejarlos relucientes ¡En especial las ventanas!

Vajilla blanca

Si tienes algunas tazas o platos blancas y se han opacado, se han vuelto amarillentas o tienen manchas de café o té, déjalas en remojo en un recipiente con agua y lejía por un par de horas para blanquearla nuevamente.

Tejidos manchados

Así como funciona con la vajilla y la porcelana, es una óptima alternativa para lavar ropa blanca con manchas persistentes —siempre y cuando el tejido lo permita y no sea demasiado agresivo con el material—.

Juntas sucias

Es común encontrar juntas de azulejos oscuras a causa de la mugre y la humedad. En estos casos, un gran aliado para que regresen a su tono inicial —o lo más cercano posible— es el cloro o la lejía. Puedes mezclarlo con un poco de detergente y frotar con esta mezcla con ayuda de un cepillo de cerdas duras.

Desinfectar frutas y verduras

¡Sí, en serio! Puede parecer extraño, pero con hipoclorito de sodio sin alcalinizantes apto para alimentos se puede lograr una buena desinfección en frutas y verduras sin riesgo a que se estropeen o contaminen.

Recuerda que es importante usar guantes para garantizar la seguridad de tu piel, así puedes evitar adquirir una reacción desfavorable tras una manipulación prolongada. Igualmente, ventila previamente la zona donde la emplearás y jamás la mezcles con agua caliente ni con otras sustancias químicas como alcohol, vinagre o amoníaco, pues podría formarse cloramina, corriendo el riesgo de irritar las vías respiratorias y el hígado. ¡En la prevención está la gloria! 

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