Lo primero que viene a mi mente cuando pienso en la terraza es disfrutar de un poco de relajación, tranquilidad y esparcimiento en los días libres, un clima agradable, plantas por doquier, mi mascota feliz al verse acompañada, mis seres amados cerca y una buena bebida en la mano. Pero, ¿qué hay de su limpieza?, ¿cómo se puede mantener limpia por más tiempo sin volverse esclavo de la escoba?
Para nadie es un secreto que para verlo pulcro es necesario limpiar constantemente por estar a la intemperie, no obstante, no tiene por qué ser un dolor de cabeza ni debes malgastar horas valiosas en esta tarea. Te enseñamos algunos trucos y recomendaciones al limpiar el suelo de la terraza dependiendo de su tipo y hacerlo relucir sin sufrir en el intento.
Cómo limpiar el suelo de terraza exterior
Generalmente, estos suelos se encuentran expuestos a las inclemencias del exterior, es decir, mucha más cantidad de polvo, hojas, suciedad, humedad, lluvia, luz solar constante y más, y esto se intensifica en el invierno, pues en esta época nos resguardamos del frío y descuidamos el aseo del área exterior. Así que, si quieres limpiar y mantener el suelo de terraza impecable, lee atentamente lo siguiente:
Cerámica
Este es el más fácil de limpiar, no requiere demasiado mantenimiento, es de los más resistentes, duraderos y elegantes. Debes prestar atención a las juntas y si están sucias, frótalas con una escoba y una mezcla de agua y lejía.
Hecho esto, si observas manchas difíciles de sacar, aplica un producto quitagrasa (una excelente opción es el amoniaco diluido en agua), restriega con una fregona hasta desaparecer la suciedad y áreas manchadas, aclara con agua tibia y no olvides secar bien al finalizar.
Cemento o concreto
Si tu terraza tiene alguno de estos dos suelos, prepara una solución limpiadora con agua, un poco de detergente, amoníaco y vinagre. Vierte en la superficie y refriega con una escoba y retira la excesiva humedad.
Barro cocido
Este material es uno de los más frecuentes en exteriores, es resistente a la suciedad, a las variaciones del clima y, a pesar de ser un suelo poroso, su limpieza es sencilla. Además, proporciona un toque rústico y a la vez modesto a la terraza.
Ten en consideración que es fundamental tratar los suelos de barro con cera para impermeabilizar para prevenir suciedad pegada y manchas blancas que ocasionen un aspecto más antiestético.
Ladrillos
Esta es una superficie comúnmente vista en miles de terrazas de todo el mundo, y para su aseo profundo debe ser restregada con una buena escoba de cerdas, agua y detergente para acabar con la mugre difícil. Finalmente, de forma opcional, puedes mezclar aceite de linaza y esencia de pino y esparcirlo con ayuda de un trapeador en todo el suelo para obtener resultados brillantes.
Madera
En este caso, es vital ser precavido, ya que la madera es un material vivo que sufre ante cambios bruscos de temperatura. Para una limpieza básica basta con aplicar un limpiador específico para madera y agua templada. Igualmente, en días con temperaturas demasiado elevadas, se recomienda rociar agua para refrescarla y que no se agriete.
Como mantenimiento adicional, si notas manchas grisáceas, lija con una lija de grano fino y cada 6 meses aplica un par de capas de aceite de teca para hidratar (deja que se absorba la primera y 5 horas después aplica la primera), finalmente, pule con un paño de microfibra ejerciendo movimientos circulares.
Piedra natural
Este es el suelo más resistente a lluvias y fenómenos naturales y uno de los más fáciles de cuidar y limpiar. Utiliza agua tibia con un jabón de pH neutro y frota con fuerza en las zonas más sucias. Finaliza enjuagando con agua templada, prepara una mezcla de aguarrás (aceite de trementina) con aceite de linaza y espárcela en todo el suelo.
Suelo antideslizante
Si quieres limpiar el suelo antideslizante de exterior (muy común cerca de piscinas, jardines o playas), ten presente que son más rugosos y porosos que los de interior y deben ser limpiados correctamente para evitar suciedad rebelde en el futuro.
Lo principal es barrerlo o aspirarlo para recoger polvo y sucio de mayor tamaño. Seguido a ello, pasa una fregona de microfibra con jabón neutro diluido en agua y, de notar la presencia de moho, añade desinfectante (como lejía), aclara con agua tibia y aplica una capa de impermeable para nutrir y prevenir la acumulación de mugre.