A la hora de decorar y combinar colores en el hogar, casi siempre es el blanco el primero que se nos viene a la cabeza, puesto que es una alternativa elegante, da a la estancia una percepción de amplitud y luminosidad y hace juego con cualquier tono. Sin embargo, así como es de sofisticado y bonito, mantener su limpieza y aspecto pulcro es un verdadero el dolor de cabeza ¡En especial cuando hay peques y mascotas en casa!
A los niños les explota la creatividad al dibujar en la pared, a los perritos les da por arrastrarse y rascarse también con ellas, más de una vez han aparecido repentinamente marcas de un balón, manchas de dedos sucios, huellas de calzado tras escritorios, marcas de muebles que rozan o la prueba irrefutable del asesinato de un zancudo, ¿este es tu caso? Entonces sigue leyendo y conoce cómo limpiar paredes blancas con lejía y agua y mantenerlas impolutas por más tiempo. ¡Volverán a estar como nuevas en 5 minutos!
Cómo limpiar paredes blancas con agua y lejía
La lejía ha existido en el mundo durante muchos siglos y su uso sigue siendo el mismo: desinfectar, combatir microorganismos nocivos (gran aliada contra el COVID-19), quitar malos olores y acabar con manchas en tejidos y superficies blancas. Por esta razón, es la protagonista a la hora de blanquear paredes. Presta atención a lo siguiente:
- El primer paso es ventilar la estancia y despejar el área, es decir, mover mobiliario, sillas, quitar cuadros y cualquier objeto que entorpezca el proceso.
- Llena un recipiente con 2 litros de agua tibia y añade un vaso de lejía (o 150 ml) y un poco de jabón líquido, mezcla bien para que se integren.
- Con una esponja o paño limpio, friega la pared ejerciendo movimientos circulares (lo máximo posible para que no quede la tonalidad dispareja).
- Espera que haga efecto durante un par de minutos y luego enjuaga la superficie con otro paño humedecido con agua tibia y limpia.
- Al final, seca bien la pared y regresa todo a su sitio.
Este truco también es eficaz para abrillantar y desinfectar encimeras y azulejos y es un gran aliado en la desinfección y eliminación de manchas de humedad o moho en las esquinas de la pared o en techos. En este caso, lo ideal es una mezcla de una parte de lejía y 3 de agua, aplicar la solución con un trapo, dejar actuar por 10 minutos, restregar la zona con cepillo, paño o estropajo, enjuagar y secar al terminar.