Para nadie es un secreto las cualidades que la lejía, lavandina o cloro tienen en la limpieza del hogar, de hecho, es frecuentemente usada como sustancia desinfectante contra hongos y bacterias, decolorante y blanqueador de tejidos, además de funcionar como un eficaz desodorizante. Sin embargo, a pesar de que es de amplio espectro bactericida y es muy asequible, es corrosiva al contacto con algunos materiales como la madera y ciertos metales.
Si por desconocimiento eres de los que piensa que este producto es ideal para limpiar toda la casa, lamento informarte que esto no es del todo correcto, y es que, si no se toman los cuidados respectivos, puede repercutir en el aspecto y vida útil de diversas superficies. Sigue leyendo y conoce por qué no se recomienda usar lejía para limpiar muebles ni objetos de madera y cuál es la alternativa ecológica ideal para esta tarea.
Por qué no deberías usar lejía en la limpieza de la madera
Así como el cloro resulta agresivo en acabados cromados, aluminio, acero inoxidable y algunas superficies de plástico, también lo es en la madera. Esto se debe a que su naturaleza es porosa y tiende a absorber los líquidos que entran en contacto con ella, lo cual, a mediano y largo plazo, ocasionará decoloración y deformación en el material.
Esto aplica en cualquier mesa de comedor, suelo (incluyendo el parqué) o mueble de madera encerada, barnizada o lacada, aunque acabará con gérmenes y bacterias presentes en ellos, será contraproducente. Ten presente que la función de los limpiadores especiales para madera se centra en limpiar, nutrir y darle brillo sin afectar su estructura ni apariencia original.
¿Cómo limpiar la madera sin maltratarla?
Con un poco de aceite de oliva y un poco de vinagre blanco puedes fabricar tu propio limpiador para muebles casero, natural y sin necesidad de acudir a químicos corrosivos, como es el caso del cloro. Y no solo servirá para limpiar, sino que el aceite ayudará a nutrir y darle brillo a la superficie.
Todo lo que tendrás que hacer es mezclar una taza de vinagre y la misma cantidad de aceite de oliva, luego impregna un paño de algodón con esta composición y frota con él la zona que desees limpiar, eso sí, siempre ejerciendo movimientos circulares suavemente, de manera similar a cuando se pule la madera.
Hecho lo anterior, deja que se seque por una o dos horas y pasado este tiempo, frota con otro trapo seco para sacarle brillo y que la madera luzca impecable nuevamente. ¡Es muy sencillo y los resultados son mejores de lo que se imagina!