La fregona, la mopa o el trapeador son los más grandes olvidados a la hora de la limpieza doméstica. Con ellos aseamos los suelos de todo tipo, limpiamos derrames, sin embargo, no se les realiza un mantenimiento de manera periódica, por lo que, inevitablemente acumulan bacterias, microorganismos y terminan oliendo muy mal ¡Pero no la tires aún, se puede salvar!
Si quieres darle una nueva oportunidad tu viejo mocho, alargar su vida útil y aprovechar al máximo lo que le queda de vida, presta atención a este artículo. Antes te enseñamos cómo limpiar una escoba plástica o de goma, en esta oportunidad te revelamos la manera correcta de limpiar la fregona con trucos caseros, económicos y libres de agentes tóxicos o peligrosos que te ayudarán a quitar el mal olor de la humedad. ¡Es muy fácil!
¿Por qué se debe limpiar la fregona?
Como bien sabes, la fregona, a diferencia de la mopa que es para limpia en seco, es un utensilio usado para limpiar zonas sucias y manchas específicas, siempre en mojado. Razón por la que está húmeda casi todo el tiempo. Si no se friega adecuadamente y airea hasta secar después de cada uso, la suciedad, los gérmenes y la humedad acumulada provocarán moho, un hedor bastante desagradable y una sensación pegajosa.Al final, el objetivo es higienizar y desinfectar el suelo con ella, ¿no? Por lo tanto, si no se limpia, toda la inmundicia se apoderará de sus fibras y eliminarlas será una misión bastante difícil. ¡Fiesta de bacterias!
¿Cómo limpiar una fregona y eliminar el mal olor?
No queda duda alguna de que este utensilio de limpieza es indispensable en todos los hogares, así que lávalo cuando sea preciso para evitar esparcir las bacterias por las superficies y no tener que reemplazarlo si no es necesario. Fíjate cómo quitar el olor a humedad de la fregona y dejarla como nueva con este método económico, eficaz y ecológico:
- Necesitarás llenar un balde o barreño de agua tibia, agregar jabón líquido neutro o lejía con detergente comercial.
- Hecho esto, deja en remojo unos minutos el cabezal de la fregona en esta mezcla (indiferentemente si es de tela o microfibra).
- Ahora, ponte guantes multiusos y frótalo con intensidad para remover restos de mugre, pelos o pelusas alojadas en sus fibras. Una vez sin sucios pegados, escurre y desecha esta agua.
- Llena nuevamente el barreño con agua caliente, dos tazas de vinagre blanco y el zumo de 3 limones e introduce nuevamente la fregona. Esta vez esperando 3 horas en remojo para que haga efecto y acabe con los microorganismos y el mal olor.
- Pasadas las 3 horas, sácala, escúrrela y déjala secar al sol hasta que se seque totalmente para guardarla.
- Bota la mezcla preparada.
Aunque lo recomendable es realizar este proceso después de cada uso, sabemos que es algo complicado por el tiempo. Con hacerlo dos veces por semana bastará -dependiendo de la cantidad de veces que se usó, claro-.
¿Cómo lavar una fregona en la lavadora?
La manera ideal es aprovechar cuando laves las bayetas, trapos y paños de limpieza e incluir a la fregona. El procedimiento es seleccionar un programa de agua caliente y meterla en un bolso de malla o una funda de almohada que no utilices para prevenir que se enrede con otros trapos durante el lavado.
Generalmente, estas herramientas domésticas pueden lavarse a máquina sin problema. El único defecto por el que no se aconseja hacerlo a menudo, es que estos utensilios atrapan pelos, polvo, ácaro y grasa que va a recaer directamente en este electrodoméstico y lo ensuciará, por ende, al finalizar, se recomienda limpiar la lavadora programando un ciclo de lavado con un poco de detergente, pero sin ninguna ropa dentro del tambor.
Asimismo, es posible lavar el cabezal del trapeador en el lavavajillas con una taza de vinagre en el dosificador y un programa de agua caliente. ¡Pero hazlo sin combinarlo con la vajilla!
¿Cuándo es preciso reemplazar la fregona?
Lo idóneo es sustituir el mocho o el cabezal al menos una vez al mes, sin embargo, este factor puede variar de acuerdo a la frecuencia de uso y el mantenimiento que le des.
En el momento en que notes que sus fibras desprenden mal olor y tras el mantenimiento anteriormente explicado no desapareció, es momento de cambiarla por otra nueva. De igual forma, cuando veas que está demasiado deteriorada, que no limpia como debería o que al emplearla se deshace, es hora de decir: ¡Bye, chao y sayonara!
Y recuerda: ¡No se deben fregar todos los suelos con el mismo cabezal! Lo ideal es contar con un par. Uno para zonas donde se aloje más suciedad (baños y cocina) y otra para las habitaciones, salones, pasillos y oficinas. No olvides que cada mugre es variable y podrías, en vez de eliminar el sucio, trasladarlo de un sitio a otro sin intención.