Todos cometemos errores, es lo más normal del mundo, somos humanos y nos equivocamos, no obstante, al hablar de limpieza, existe una piedra en el camino con la que tropezamos una y otra vez ¿Se te viene alguna a la mente? Sí, se trata del trapeador y sus similares, y no exactamente por la forma en la que los usamos, sino por la deficiencia de su higiene.
No importa que tan asiduo sea el aseo, qué tan caros sean tus productos o que tan innovadora sea tu aspiradora, al no lavar la fregona correctamente después de utilizarla ¡Solo propagas bacterias perjudiciales en la superficie! Tranquilo/a, esta es una equivocación que todos hemos cometido incluso a diario, y aunque no es un riesgo mortal, si tienes peques en casa deberías prestar atención a este artículo donde te contamos más acerca de este tema.
El motivo por el cual debes lavar y desinfectar la fregona después de cada uso
Estoy segura de que después de trapear guardas la fregona sin lavarla ni desinfectarla ¿Cierto? ¡Es un error garrafal! Este utensilio de limpieza permanece húmedo y sucio, lo cual se convierte en un ambiente perfecto para que en sus fibras se reproduzcan bacterias, hongos y un olor rancio que, la próxima vez que limpies, extenderás en tu suelo y multiplicarás la cantidad de gérmenes en él.
De igual forma, dejar la mopa al remojo por horas o lavarla, pero guardarla estando aún mojada, ocasiona con el tiempo un crecimiento desproporcional de microorganismos, aparición de hedor y una asquerosa capa pegajosa en las fibras causados por la humedad constante.
¿Cómo se lava un trapeador o mopa correctamente?
Si tu objetivo es higienizar el suelo donde caminas, más allá de comprar el limpiador perfecto, lo esencial es lavar y desinfectar el utensilio que usas para ello con el fin de que cumpla su función y garantizar su vida útil. Sigue leyendo y conoce los pasos para el lavado y desinfección correcta de la mopa, trapeador o fregona en simples pasos:
- Llena un cubo con agua caliente (al menos a 60 °C.) y añade un poco de jabón lavavajillas y lejía.
- Introduce la fregona o trapeador y muévela con rapidez.
- Tras pasar al menos 30 minutos en remojo, escúrrela y enjuaga el jabón con agua tibia y lejía.
- Deja secar al sol.
Nota: Si no tienes lejía o te decantas por alternativas más naturales, reemplázala por vinagre blanco de limpieza y sigue el mismo procedimiento.
También puedes lavar la fregona en la lavadora o lavavajillas, eso sí, debes enjuagarla previamente con lejía para no contaminar estos electrodomésticos. Introdúcela dentro de una bolsa de malla, selecciona un programa de agua caliente, añade jabón y un poco de vinagre al compartimento del detergente ¡Y listo, como nueva!
Si después de todo este proceso las fibras apestan aún y su aspecto está demasiado deteriorado, es momento de deshacerte del cabezal y sustituirlo por uno nuevo. Ten presente que los expertos recomiendan reemplazarlo de manera mensual, sin embargo, si limpias constantemente zonas llenas de mugre —donde rondan las mascotas, por ejemplo—, lo mejor será hacerlo mucho antes para prevenir la propagación de microorganismos nocivos. ¡Cuídate y cuida a los tuyos!