Una de las sensaciones más gratificantes en la caótica vida de adulto, es la de estrenar ropa de cama, sentir el tejido suave y verlas extendidas e impecables sobre el colchón. La verdad es que mi yo adolescente jamás se imaginó que situaciones como esas me darían tanta satisfacción. Sin embargo, no podemos dejar que la euforia por utilizarlas nos gane, antes de ponerlas en la cama vale la pena preguntarse: ¿Será conveniente lavarlas?, ¿necesitan una limpieza previa?
Todos los que compran un juego de sábanas, cobijas, edredones, fundas nórdicas o cualquier otro textil para cama chocan contra este dilema, en especial quienes tienen piel delicada o problemas constantes con dermatitis. Tenemos claro que la ropa interior y los bikinis deben pasar por un lavado previo, pero ¿Las sábanas nuevas se lavan antes de su primer uso? La respuesta tajante es un sí, y aquí te contamos la razón.
Lavar las sábanas antes de estrenarlas ¿Sí o no?
¡Claro que sí! El primer motivo por el cual los fabricantes recomiendan lavarlas previo a su uso es para remover todo rastro de químico residual presente en las fibras tras su fabricación. Ten presente que aunque pasan por controles y estándares de calidad, no están exentos al riesgo de que durante la preparación, tintura y perfeccionamiento de detalles queden restos de micropartículas, al igual que polvo, bacterias e incluso ácaros.
Por otro lado, a pesar de que la suavidad depende principalmente del material del tejido (bien sea algodón, seda, lana, o sintéticos) y la densidad de hilos con los que fue hecho; si quieres que su tacto sea agradable y terso, es vital lavar las sábanas antes de dormir sobre ellas para eliminar la aspereza y rigidez que haya resultado del proceso de confección.
¿Cuál es la forma correcta de lavar la ropa de cama nueva?
Uno de los productos que los fabricantes acostumbran aplicar a los tejidos para que tengan mejor aspecto, sensación “crujiente” y no se arruguen es el apresto, una sustancia hecha a base de almidón, cola, añil y otros ingredientes, que sí, hacen que se vean impolutos y lisos, pero son ásperos y en algunos casos pueden causar irritación y picor en la piel. Así que, si dudabas de lavarlas ¡No lo dudes ni por un minuto!
Bastará con llevarlas a la lavadora separada del resto de prendas a no más de 40 °C la primera vez, añadir detergente suave y seleccionar un ciclo de lavado y centrifugado corto. Adicional a ello puedes añadir media taza de vinagre blanco para que actúe como suavizante natural y secarla en la secadora si el material soporta elevadas temperaturas.