Existe la popular creencia de que fregar con agua caliente es la mejor alternativa de desinfectar el suelo, eliminar manchas de suciedad difícil y dejarlo impoluto como los chorros de oro, pero, aunque las altas temperaturas, ayudan a desprender la mugre rebelde ¿realmente es un método de limpieza válido para todo tipo de superficies? La respuesta, aunque duela, es un rotundo y tajante NO, y aquí te contaremos el motivo.
El agua a elevadas temperaturas puede resultar agresiva para ciertos materiales, además de que se evapora más rápido y deja marcas de residuos de productos de aseo a su paso. Vamos, que nadie espera resultados como este después de limpiar con esmero y esfuerzo. Si quieres conocer qué suelos no deben limpiarse con agua caliente y cuál es la alternativa para dejarlos impecables y brillantes ¡Apunta todo lo que aquí te revelamos!
¿Por qué no se recomienda limpiar el suelo con agua caliente?
Entre los distintos quehaceres del hogar, fregar el suelo es el más común de todos. Lo hacemos casi a diario y existe un sinfín de productos para esta tarea, sin embargo, la duda más frecuente con respecto a esta tarea es: ¿Se debe limpiar con agua caliente, tibia o preferiblemente fría? Aunque en suelos de gres o cerámica el agua caliente ayuda a dejarlos relucientes, profesionales en el área no lo recomiendan para asear todo tipo de material, sobre todo si se trata de piedra natural o madera, pues puede conducir a que pierdan el brillo y su apariencia sea opaca y sin vida.
Por otra parte, el agua caliente se evapora casi de forma inmediata y tiende a dejar restos de productos químicos en el pavimento y anular la eficacia de ciertos desinfectantes, por ejemplo, el de la lejía. Por lo que lo ideal es utilizar agua tibia o templada y sustancias adecuadas para fregar el tipo de suelo, a pesar de que se secan más lento, no se evaporan y el riesgo de deterioro prematuro es menor.
Este es el método más eficaz para limpiar el suelo y dejarlo impecable
¿Alguna vez has escuchado o leído acerca del truco de doble cubo? Si no lo has hecho nunca, es momento de que lo intentes. Antes de la limpieza, aspira bien toda la superficie y llena dos cubos con agua y a uno de ellos añade el limpiador en cuestión (o agrega el zumo de 2 o 3 limones, bicarbonato y unas gotas de jabón). Una vez hecho esto, sigue estos pasos:
- Sumerge la fregona, mopa o paño en el cubo con agua y el producto de limpieza.
- Escurre un poco para que no gotee, pero que quede bastante húmedo y trapea un par de veces en el suelo.
- Luego, enjuaga en el cubo que contiene solo agua, exprime nuevamente y limpia hasta que no queden rastros de solución jabonosa ni de suciedad. ¡Listo, ahora déjalo secar por sí solo!
En el momento en el que observes que el agua del cubo sin limpiador se está volviendo gris, reemplázala para no esparcir suciedad. Recuerda lavar la mopa o fregona y extiéndela para que no se mantenga húmeda y que no aparezcan hongos y mal olor en ella.