Terminas de lavar, sacas las prendas de la lavadora, la hueles esperando un aroma agradable a detergente o un olor perfumado por el suavizante que has aplicado y… ¡Buah! ¿De dónde ha salido esta pestilencia? Si esto también te ha sucedido a ti, es posible que estés cometiendo algún error antes o durante el lavado que no permite obtener la limpieza deseada.
Te sorprendería saber lo común que es este problema y las causas que realmente lo ocasionan, en especial al lavar las toallas. Si esto te interesa, sigue leyendo y conoce por qué aparece mal olor en la ropa después de lavarla y como deshacerte de este hedor de una vez por todas. ¡Toma nota!
¿Por qué la ropa huele mal después de lavarla?
Sin lugar a dudas, un placer enorme es percibir en nuestra ropa, toallas y sábanas un olor a “limpio”. Lamentablemente, esta alegría se opaca cuando una peste similar a lo “rancio” o “podrido”, embarga nuestras narices. Si preguntas por qué aparece la fetidez, debes saber que se trata de una combinación entre bacterias, hongos y moho almacenados en las fibras del tejido, haciendo que eliminarlas no sea tan sencillo con un simple lavado. Fíjate en las razones:
- Lavadora sucia: La acumulación de bacterias, residuos de jabón, restos de minerales y suciedad, traen consigo el riesgo de que las prendas queden manchadas y malolientes. El estado de la lavadora influye directamente en la ropa, por eso, ten especial cuidado con este electrodoméstico y realiza una limpieza y desinfección cotidiana al interior.
- Usar mucho o muy poco jabón: Es sencillo de predecir el resultado. Si echas una pequeña cantidad, este no hará gran efecto y las prendas quedarán con mal olor. Lo mismo sucede si se agrega demasiado detergente, pues el enjuague algunas veces no lo remueve por completo y se impregna en las fibras.
- Introducir demasiadas prendas en el tambor: Este es un grave error que muchos cometemos, ya que, al estar demasiado ajustadas, tienen menos espacio para lavarse correctamente, no se retira bien el detergente ni la suciedad.
- No colgar la ropa al instante: La ropa mojada, en espacios pequeños y oscuros, crean el ambiente perfecto para la reproducción de bacterias, así que, apenas finalice el ciclo de lavado, enciende la secadora o cuélgala de inmediato al aire libre.
- No esperar a que seque completamente: Puede sonar repetitivo, pero la humedad es la principal responsable de la fetidez en los tejidos. Si doblas y guardas la ropa, sábanas, toallas o cualquier otra tela estando húmeda, las probabilidades de que huela mal son muy elevadas.
¿Cómo se previene pestilencia en las prendas recién lavadas?
Si no cuentas con secadora, lo principal es dejar secar las prendas en un lugar soleado y con corriente de aire, lavar el tambor de la lavadora como mínimo una vez al mes, agregar la cantidad indicada de detergente y no exagerar con el uso de suavizante, puesto que puede saturar las fibras del tejido y causar un efecto contrario.
Otras alternativas eficaces, asequibles y ecológicas son reemplazar el suavizante por un poco de vinagre blanco o llenar un barreño con agua tibia y un par de cucharadas de bicarbonato de sodio, sumergir la ropa y dejarla en remojo por una hora. Ambos trucos caseros mitigan el olor de la humedad, combaten bacterias, y, en el caso del vinagre, aporta suavidad.