Los suelos de madera son muy comunes de ver en los hogares, principalmente por su estética. Sin embargo, como sucede con todos los materiales, la madera se deteriora con el paso del tiempo, por lo que es necesario restaurarla de alguna manera, y una de las mejores es pintándola.
En este artículo, te enseñaremos cómo pintar un suelo de madera de la manera más sencilla posible. Verás que es una tarea de bricolaje que no tiene ninguna dificultad y que, además, es realmente efectiva, pues logra su propósito a las mil maravillas.
Cómo pintar un suelo de madera
No tiene mucho misterio pintar un suelo fabricado en este material, puesto que el procedimiento es bastante similar al que seguimos para pintar una pared. Sigue estos pasos y realizarás un buen trabajo:
Limpia el suelo de madera
Este es el primer paso, y uno de los más fundamentales. Barre y aspira el suelo para eliminar cualquier partícula de suciedad que pueda entorpecer el proceso. Posteriormente, friégalo bien para retirar cualquier resto.
Cuando vayas a fregar la madera, te aconsejamos utilizar una mezcla de vinagre y agua o un limpiador especial para suelos fabricados en este material. Debes lograr un acabado perfecto, sin grasa ni suciedad de ninguna clase.
Protege las zonas de la madera que no vayas a pintar
Cubre con cinta de carrocero las áreas que no quieras pintar antes de ponerte manos a la obra. Además, con este método evitarás que la pintura salpique en zonas que no quieres que se manchen. Debes saber que las manchas de pintura son complicadas de eliminar.
Una vez hayas cubierto las zonas que quieras proteger, debes preparar todo lo que necesitas para pintar el suelo de madera. Hazlo encima de una tela vieja, papeles de periódico, un trozo de cartón… para que estos productos no manchen.
Aplica la pintura a la madera
La pintura que debes utilizar es una especial para la madera, la cual puedes adquirir en cualquier tienda de bricolaje. Abre el bote y remueve su contenido para que quede una masa uniforme. Posteriormente, vierte la pintura en una bandeja para poder pasar el rodillo. La textura que debes conseguir no tiene que ser excesivamente gruesa, así que, si es necesario, dilúyela.
Utiliza el rodillo para pintar lo general y la brocha para lo específico o las áreas más pequeñas de suelo. Cuando termines, deja que la pintura se seque durante 48 o 72 horas y, si no te convence del todo el resultado final, aplica una segunda capa de pintura siguiendo exactamente el mismo procedimiento. ¡Ya está! ¡No tiene más!