Imagina que un día por la mañana vas a subir la persiana para dejar entrar a la luz del día a tu hogar, pero no sube. Esta avería es muy común, y se suele producir a causa del uso continuado y del paso del tiempo.
No obstante, y por suerte, no es algo que no se pueda remediar. De hecho, puedes arreglar las persianas tú misma o tú mismo sin ayuda de nadie con las mejores herramientas. A pesar de que esta tarea sea laboriosa, no es demasiado complicada y la estancia queda mucho más bonita. ¡Compruébalo a continuación!
Cómo arreglar persianas
Los fallos más comunes suelen encontrarse en la cinta y en recogedor de la cinta, ya sea porque no sube y baja bien o porque directamente se rompe. En esta sección, te enseñaremos a solucionar estos problemas de la manera más práctica posible.
La cinta se suelta del mecanismo de enrollamiento
Si la correa de la persiana no se recoge correctamente en su mecanismo, no baja y sube como debería. En muchas ocasiones, esto se debe a que la cinta se ha soltado del mecanismo. Si es el caso, no hace falta cambiar ni el mecanismo ni la cinta, pues basta con volver a colocar la correa en su posición habitual.
Para ello, lo primero que debes hacer es retirar, con ayuda de una taladradora, la placa embellecedora que oculta el mecanismo. Si ves que la cinta se ha salido de su carril, suelta su ojal de su punto de enganche y desenróscala para volver a enroscarla, de manera que el ojal quede bien enganchado a su punto correspondiente. Después, introduce el dispositivo en su lugar y fíjalo con un tirafondo. Antes de volver a colocar la placa embellecedora, aprovecha para limpiar las guías y engrasar las persianas, para que bajen y suban con mayor facilidad.
La persiana baja sola y no se mantiene en una posición
Si ocurre esto es porque el mecanismo para que la persiana quede fija donde la coloquemos está en mal estado, por lo que hay que cambiarlo. Para arreglar este elemento concreto, tenemos que abrir el recogedor de la pared. Dentro de él, hay una pestaña o una pala, que retiene la correa. Observa si está en buen estado o no, porque eso es clave para determinar el origen del problema.
Normalmente se encuentra en una pequeña rendija por la que pasa la cinta, la cual cuenta con una pestaña pequeña en la traba. Lo que debes hacer es intentar cerrar esa pestaña, de tal forma que quede casi pegada por donde pasa la cinta. Una vez hayamos completado este paso, vuelve a cerrar el recogedor y el problema ya estaría resuelto. De todos modos, compruébalo para ver si es verdad.
La persiana no puede ni bajar ni subir
Cuando la cinta está completamente atascada y no nos permite ni bajar ni subir las persianas, es necesario cambiarla, porque eso significa que está rota, estropeada o desgastada. Para ello, quita la tapa del tambor y fija la cinta con un clavo en la parte superior del mecanismo de recogida para poder soltar la persiana. Después, suelta la cinta por la parte inferior y saca la persiana tirando hacia ti.
De esta manera, extraerás la cinta vieja de una forma segura, puesto que la persiana estará bien sujeta en todo momento. Para acabar, engancha la nueva cinta introduciendo las lengüetas metálicas en las ranuras del eje. Haz esto cuando tengas la tapa del tambor cerrada correctamente. Verifica si funciona o no. Si no te funciona ninguno de los métodos para reparar la correa de la persiana que te hemos explicado hasta ahora, ponte en manos de un profesional.
Las lamas están defectuosas
Las lamas son las láminas que componen las persianas, y se pueden estropear debido a una lluvia intensa, al granizo… Cuando están desgastadas o rotas, es evidente que es necesario sustituirlas por otras nuevas. Existen distintos tipos de lamas, así que asegúrate de adquirir unas iguales o muy similares a las de tu persiana.
Para reemplazar las lamas rotas, si son más de una, debes soltar la persiana e ir extrayéndolas una a una para colocar las nuevas. Si solo tiene una lama defectuosa, basta con que tires de ella para sacarla y meter la nueva en su lugar. Esperamos que te hayamos ayudado a resolver las averías más comunes que te puedes encontrar en tu ventana. ¡Mucho ánimo con ello!