A pesar de los innumerables beneficios que aportan las fresas a nuestra salud, sorprendentemente, no todos pueden comerlas. Si estás completamente sano, no tendrás ningún problema. Sin embargo, si tienes alguna condición o enfermedad que te impida incluir ciertos alimentos en tu dieta, debes andarte con ojo o, directamente, por mucho que te duela, renunciar a disfrutar de ciertas comidas. No olvides que es por tu bien. A continuación, te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.
Composición química de las fresas
Antes de presentar propiamente los casos de las personas que no pueden comer esta pieza de fruta, es conveniente analizar de qué está compuesta, para que los que padezcan alguna enfermedad o intolerancia que les limite la dieta puedan intuir si pueden consumirla o no. Las fresas y los fresones tienen un bajo contenido energético, cuyo principal componente (después del agua, claro está) son los carbohidratos, con una cantidad moderada de alrededor del 7% de su peso. Los hidratos de carbono de la fresa son principalmente la fructosa, la glucosa y el xilitol.
Aparte, las fresas son una fuente de vitamina C, con un porcentaje incluso superior al de la naranja: el mito más difundido en el mundillo de las frutas. Una ración media de fresas, de unos 150 gramos, contiene hasta 86 miligramos de vitamina C, mientras que una naranja mediana de 225 gramos contiene 82 miligramos de esta vitamina. Por último, las fresas contienen diversos ácidos orgánicos, como: el ácido cítrico, ácido málico, axílico y salicílico (este último en pequeñas cantidades).
Las personas que no pueden comer fresas
Hemos explicado en la introducción que la fresa es una de las frutas más saludables que podemos consumir. Sin embargo, aún con eso, desgraciadamente hay personas que, debido a una condición o enfermedad, no deberían consumirlas. Son los casos siguientes:
- Personas que padezcan diabetes, colitis o colon irritable: si padeces alguna de estas enfermedades, no es para nada recomendable comer fresas, porque puedes pasarlo peor.
- Personas con diarrea o dolor de estómago: debido a su contenido en ácidos orgánicos, en casos de dolor de estómago, diarrea, indigestión… no es recomendable en absoluto el consumo de fresas.
- Pacientes que padezcan litiasis renal (piedras en el riñón) o insuficiencia renal: el oxalato cálcico es una sustancia presente en las fresas, y es precisamente de lo que pueden estar compuestas las piedras del riñón. Por tanto, puede contribuir a empeorar esta ya de por sí desagradable condición.
- Alergia: los salicilatos de la fresa podrían provocar urticaria en algunos alérgicos. Obviamente, si alguien es alérgico a las fresas, jamás las va a probar, pero en este caso hablamos de cualquier tipo de alergia. Hay que tener mucho cuidado y entender bien las características de la alergia que padece uno, para no cometer imprudencias.
Dicho todo esto, también hemos de decir que estas recomendaciones son generales. Cada caso es único, y por eso conviene analizar bien la situación de cada uno para saber realmente si el consumo de fresas puede traer complicaciones a la salud. La conclusión es que te informes bien antes de comer esta fruta, para evitar pasarlo mal.