Las leyendas que acompañan al jugo de naranja en el desayuno son increíblemente fecundas, esto evidentemente es culpa de su gran popularidad y de su extraordinaria aceptación para lograr combinarse de maravillas con las diversas comidas a lo largo de nuestras vidas, pero hoy develaremos la mejor hora para consumirlo y así conseguir aprovechar cada uno de sus increíbles beneficios para la alimentación y salud. Rico en vitamina C con 50 mg para mantener un efecto antioxidante de primer nivel sobre las células de tu cuerpo y capaz de hidratarte así como de lograr fortalecer todo tu sistema inmune.
Ya sea que lo consumas en las mañanas para acompañar tus desayunos o a cualquier hora del día para paliar los efectos de calor y lograr una correcta hidratación, el zumo de naranja es ideal para refrescar y aportar minerales y vitaminas como el calcio con 11 mg por cada 100 gramos consumidos para mantener un sistema óseo sano y energía gracias a sus 8 gramos de azúcares. No obstante, entremos en detalles y veamos los aspectos científicos que respaldan el hecho de lograr ¿conocer si el desayuno es la mejor hora del día para consumirlo?.
Que nos ofrece el zumo de naranjas además de Vitamina C
Una pregunta que posiblemente piensen que es sencilla de responder, pero que esconde algo de trasfondo y es el hecho de las cantidades entregadas de azúcares y de fibra, esto es de suma importancia debido a que al lograr obtener el zumo de naranja estamos consiguiendo una excesiva cantidad de azúcares mientras desechamos la pulpa que está repleta de fibra. ¿Cómo calculamos esta gran cantidad de azúcar? Sencillo: al conocer que cada naranja mantiene en promedio unos 18 gramos de azúcar natural y si tomas el zumo de unas 4 naranjas logras ingerir 72 gramos de azúcares libres con 0 gramos de fibras, una cantidad exagerada y muy peligrosa para nuestro organismo, ya que evidentemente excede con creces el azúcar total recomendada por la OMS para todo el día.
Mucho cuidado con las cantidades de hidratos de carbono que se convertirán en fructosa y que inundaran el cuerpo de forma estrepitosa, pudiendo ejercer una excesiva presión en el índice de glucemia con resultados desastrosos, además de evidentemente descartar los jugos envasados, los cuales además contienen elevadas dosis de azúcares añadidos, correctores de sabor y edulcorantes.
Es decir, nadie duda de los beneficios del jugo de naranja, pero hay que mantener cierta cautela relacionada con las cifras, porque como acabamos de demostrar esta cantidad de azúcar a tempranas horas lograra producir un pico en el índice glucémico muy poco saludable y hasta peligroso. Pero vamos con calma que también existe una solución a este dulce problema de proporciones y que efectivamente propondremos y explicaremos luego.
La importancia de la hora en la ingesta del jugo de naranjas
Para que este delicioso y cítrico zumo pueda ejercer toda su ayuda posible es importante mencionar la hora en la que debe de ingerirse, los expertos han declarado hasta el cansancio que el mejor momento para consumirlo es en las mañanas y específicamente en ayunas. Con lo que efectivamente se pueden alcanzar los siguientes objetivos en el cuerpo humano, veamos:
- Una explosiva bomba de vitaminas para el cuerpo.
- Aumento de las defensas y fortalecimiento del sistema inmune.
- Excelentes aportes de colágeno a la piel.
- Ideal para la reducción oportuna del estreñimiento.
- Permite adelgazar al incrementar el metabolismo.
- Logra disminuir las incidencias de las anemias, gracia a que la vitamina C se absorbe de forma más eficiente en ayunas.
- Disminuye las posibilidades de los problemas cardiovasculares y la incidencia de los infartos.
- Controla los niveles de colesterol sanguíneo.
- Una increíble fuente de energía gracias a los azúcares aportados.
Pero como no todo es color rosa, el zumo de naranja también presenta ciertas contraindicaciones, que bien vale la pena mantener siempre a la vista para evitar cualquier sorpresa inesperada. Demos un vistazo.
Contraindicaciones del jugo de la naranja
Si bien el jugo de naranja representa múltiples beneficios al ser consumido, lo ideal es lograr hacerlo incluyendo su pulpa, de esta manera se incluirían a sus efectos antioxidantes la fibra, capaz de lograr un equilibrio perfecto con los azúcares y una digestión inigualable.
Por esta razón la cantidad ideal estimada para el consumo de zumo de naranja es de media taza con la finalidad de evitar los efectos adversos entre los que destacan pesadez estomacal, náuseas, gastritis y dolores abdominales. Además de conseguir una ingesta donde se acompañe de una dieta saludable, inclusión de una rutina de ejercicio físico de carácter diario.
Los famosos hidratos de carbono versus la milagrosa fibra
Este paradigma es fácilmente explicable, ya que cuando se exprime una naranja evidentemente la fibra tiende a quedarse rezagada en la pulpa que se desaprovecha, además de permanecer intacta la azúcar en forma de fructosa natural. Por esta razón es que al solo consumir el zumo se logra un impacto gigantesco sobre los niveles de glucemia, muy distinto que si se consume con su pulpa, la cual funciona como una especie de colchón para ralentizar dicha absorción por parte del cuerpo.
También influye el hecho natural de que generalmente luego del desayuno el ejercicio no es la actividad a desarrollar, y que lo más común es que llevemos una tranquila jornada tras un escritorio logrando que estos niveles elevados de glucemia activen la acción de nuestra insulina y por ende se activara la escala inflamatoria del organismo.
Pero hay que tener cuidado porque esto no quiere decir que el zumo de naranjas sea dañino en los desayunos, ni que sea el culpable de muchos casos de obesidad, simplemente hay que mantener cierto cuidado con relación a la gestión del consumo de hidratos de carbono en el desayuno.
Si bien la solución no es fácil, lo más concreto e ideal es lograr consumir el zumo de naranja con su pulpa sin necesidad de colarlo, ya sea procesada o simplemente consumir la naranja en forma de fruta natural no exprimida, además también es posible añadir otro tipo de fruta que pueda disminuir la incidencia de los niveles de azúcares aportados o aumentar la calidad nutricional aportando otros componentes que puedan ralentizar la absorción de estas cantidades de fructosa.