La lechuga es uno de los alimentos más consumidos, favorito por sus propiedades diuréticas que ayuda a combatir la retención de líquidos. Contiene flavonoides, esencialmente la quercetina para cuidar el corazón. El elemento que más se encuentra en ella es el agua, ideal para el correcto funcionamiento de los riñones. La lechuga es rica en vitaminas A, B, C y E, además de minerales como el fósforos, hierro, calcio y sodio.
Existen más 100 variedades de lechuga y la mayoría se caracteriza por sus hojas finas y corta caducidad. Es un vegetal que debe estar refrigerado, pero teniendo en cuenta que el exceso de frío también le hace daño. Preservar las condiciones de la lechuga permitirá que sus propiedades hipoglucemiantes y minerales magnesio y cinc, se mantenga desde la compra hasta su consumo completo.
Lechuga con más duración
Es necesario saber que la lechuga es una hortaliza que crece a ras del suelo, por lo que es un foco de infecciones. Y como se trata de un alimento que no cuenta con un proceso de cocción se puede suponer que también tiene un alto porcentaje de contaminantes. En ese sentido, conservar la lechuga en el refrigerador en perfectas condiciones es un proceso muy importante, de no mantenerse en un lugar fresco se corre el riesgo de multiplicación de sus patógenos.
Todas las lechugas pueden preservarse por varios días siempre que se cumpla con algunos pasos para tal fin. Pero, si se trata de conocer la lechuga con más duración podemos mencionar que la iceberg o repollada es una de ellas, con hojas rígidas de color verde por fuera y amarilla en su interior y con un sabor suave. También la romana se puede preservar por más de una semana, tiene hojas más alargadas de verde oscuro, es crujiente, fibrosa y con gran tija. Ambas se utilizan a menudo en la dieta mediterránea.
Hay dos factores fundamentales para la conservación de las lechugas de forma adecuada: humedad y aire. La humedad debe ser poca, solo la necesaria, mientras que la fluidez del aire no se puede detener, solo así mantendrá su frescura. La salida del aire previene la oxidación que es el principal daño causado al color de esta hortaliza, pues su textura no se ve afectada.
Vamos a presentar algunas recomendaciones para conservar de manera optima la lechuga en el refrigerador:
Al comprarla
- Al comprarla cerciórate de que sea fresca, si tiene gotas de agua (de origen), mucho mejor.
- Las hojas deben ser de un verde vivo. Mientras más verde, su sabor y duración están garantizados.
- La lechuga debe estar entera. No adquieras aquella con hojas cortadas.
Al refrigerador
- Lava las hojas con abundante agua fría. Lo puedes hacer de manera general o individual, hoja a hoja. Utiliza solo agua o gotas de lejía especial, de uso alimentario, pero enjuaga bien.
- Seca bien cada una de las hojas de lechuga. Te puedes ayudar con papel absorbente o un centrifugador de verduras.
- En un envase coloca las hojas separadas por papel de cocina para que absorba los restos de humedad. Si eliges una bolsa para reservar la lechuga, recuerda que debe tener agujeros para generar la salida de aire y evitar concentración de humedad.
- El lugar de guardado del envase o bolsa debe tener la temperatura correcta para que se cumpla el proceso de conservación. El sitio correcto dentro del refrigerador es el cajón de hortalizas ya que recibe menos frío.
Por último, recordemos que la lechuga es un alimento saludable porque aporta pocas calorías, es un ingrediente que no puede faltar en dietas de adelgazamiento o mediterránea y en preparación de ensaladas frescas. Esta hortaliza contiene minerales y vitaminas necesarios para el organismo, manteniendo el cuerpo hidratado y combatiendo el insomnio. No olvides que la mejor manera de aprovechar sus propiedades es tomándola fresca.