Son esos cabeceros de toda la vida, con un toque romántico y a la vez rústico. Son perfectos para dar al dormitorio un aire vintage, pero encajan a la perfección en todo tipo de estilos: boho, shabby, clásico, industrial… ¿La razón? Que esos viejos cabeceros de forja han evolucionado para ofrecer diseños más modernos y, en ocasiones, atrevidos. Y tienen una ventaja añadida: se llevan bien con todos los materiales imaginables, puedes combinarlos sin miedo con madera, con cristal, con ladrillo en las paredes y hasta con microcemento.
El consejo, por tanto, es elegir un cabecero que vaya bien con la estética que quieras dar al dormitorio. Luego llegará la hora de elegir el resto del mobiliario, los textiles y los accesorios de decoración. Con un poco de creatividad, puedes conseguir esa habitación de ensueño que nada tendrá que envidiar a cualquier otra que hayas visto en revistas de decoración. ¿Necesitas ideas? Vamos allá.
El cabecero de forja ideal para tu dormitorio
Evidentemente, el primer paso será elegir ese cabecero de forja que se convertirá en el protagonista y foco de atención del dormitorio. La variedad de modelos que puedes encontrar en el mercado es enorme: con más o menos ornamentación, con toques dorados, en líneas rectas o curvas, en blanco o negro, etc. Dependiendo del estilo que busques, tendrás que elegir uno u otro.
Para un dormitorio rústico o vintage, quédate con esos cabeceros negros con remates dorados que hemos visto en las casas de pueblo de nuestros abuelos. Si buscas un toque romántico, cabeceros con líneas curvas y lacados en blanco, que también encajan a la perfección en el estilo shabby chic. Para un dormitorio más actual, opta por cabeceros de líneas rectas, los hay con elementos decorativos geométricos realmente atractivos.
Y, si quieres un toque original, hay cabeceros con formas muy poco convencionales y de diseño artesanal que darán al dormitorio un aire de elegancia y exclusividad maravilloso. Son cabeceros en forma de mural, normalmente con formas abstractas y sinuosas. En estos casos, lo ideal es crear contraste con el color de la pared para que destaquen, por ejemplo, una pared en color mostaza con un cabecero blanco.
Cómo decorar la pared del cabecero
Ya hemos dado una idea. Pero hay muchas más. Todo depende del estilo del dormitorio y del tipo de cabecero de forja que se haya elegido. La forja suele tener mucha presencia, pero hay formas muy diferentes de no restarle protagonismo y, a la vez, decorar las paredes. Lo más sencillo es la pintura. En dormitorios pequeños o en los que se busque la sencillez, lo ideal son colores claros y pastel. Pero los contrastes también funcionan bien con la forja, cuidando, eso sí, la iluminación para que visualmente el dormitorio no parezca más pequeño.
Otra forma de decorar esa pared y dar protagonismo al cabecero de forja es jugar con las texturas. Por ejemplo, con ladrillo o, en su defecto, con paneles o papel pintado que lo imiten. Es una idea perfecta para un dormitorio urbano o de estilo nórdico. La piedra, natural o cultivada es otra posibilidad, aunque en este caso para dar un toque muy clásico o rústico al dormitorio.
Y queda hablar del papel pintado. Con motivos flores es ideal para esos dormitorios románticos o de aires campestres llenos de alegría y luminosidad. Para un ganar en elegancia, mejor elegir motivos que no sean grandes ni en colores demasiado intensos. Si prefieres una combinación más atrevida, entonces sí, juega con estampados más grandes, aunque en lo que respecta al color es mejor que siga siendo suave.
El mobiliario que mejor encaja con la forja
En el resto de los muebles del dormitorio, la gran protagonista será la madera. Es un material que le dará ese punto de calidez imprescindible para esta estancia. Con un cabecero de forja, lo ideal es apostar por la sencillez. Si el cabecero es negro, elige madera natural para un estilo más moderno y barnizada en tonos oscuros para un dormitorio clásico.
Si el cabecero es blanco, la madera en colores naturales también encaja a la perfección. Pero en caso de que quieras un dormitorio muy chic con un toque de romanticismo, no lo dudes, mesillas y cómodas con pintura a la tiza. Como el cabecero es blanco, puedes jugar con colores suaves en los muebles, desde verdes o azules a tonos arena.
Textiles y complementos para un cabecero de forja
Si te decides a poner un cabecero de forja en el dormitorio, debes tener en cuenta que los textiles son los que van a aportar equilibrio a la composición. Para no complicarte en exceso, elige una base neutra y pon el contrapunto de color con elementos como cojines o plaids. En el primer caso, además, puedes jugar con los estampados según sea el estilo del dormitorio.
En lo que respecta al resto de elementos de la habitación, a la forja le van muy bien las fibras naturales. Por ello, puedes elegir lámparas, sillas, descalzadores, alfombras y cestas de mimbre de yute, de ratán o de sisal para dar el toque de estilo definitivo que hará que tu dormitorio sea de verdad un dormitorio de revista.