Una de las dudas habituales al amueblar una cocina es la elección de los electrodomésticos. Y no se trata solo de escoger aquellos que sean más eficientes, que ofrezcan un sinfín de funciones o que tengan un precio más atractivo. También hay que decidir si serán vistos o irán integrados en el mobiliario.
Elegir una opción u otra depende de gustos, pero también de estilos y, de manera, especial de las dimensiones de la estancia y de si la cocina es abierta o no. Vamos a ver diferentes posibilidades, todas ellas con sus ventajas y sus inconvenientes.
Cocinas con electrodomésticos exentos
Son esos aparatos que quedan a la vista: lavadora, lavavajillas, microondas, etc. Hoy en día sus diseños son cada vez más cuidados, de modo que es una elección cómoda y puede ser también muy decorativa. Tiene la ventaja de que en caso de querer sustituirlos no hay ningún inconveniente, se quita uno, se pone otro y ¡listo!
Para que pasen lo más desapercibidos en la cocina, lo ideal es elegirlos en acabados blancos si los muebles son de este color. Si son de otro, todo depende. Por ejemplo, electrodomésticos en acero inoxidable combinan perfectamente con todo tipo de muebles, tanto en blanco como en tonos claros o madera y, de manera especial, en cocinas de estilos más actuales.
Si lo que se busca es crear contraste, los electrodomésticos en negros son elegantes y sofisticados, ideales para una cocina moderna o de aires industriales ¿Pero por qué no dar una nota diferente y llena de color a la cocina? Para ello, una gran elección son esos electrodomésticos de líneas redondeadas y aspecto retro de la marca Smeg. Se convertirán en los protagonistas de la cocina.
Cocinas con electrodomésticos integrados
Integrar los electrodomésticos es una buena idea para cocinas más pequeñas, que ganan así amplitud visual. También lo son para cocinas en las que se busca un estilo minimalista o para aquellas otras que se abren hacia el salón. Se consigue con ello uniformidad y equilibrio. Lo habitual es ocultarlos tras una puerta del mismo color que el resto del mobiliario de la cocina. Es la solución más sencilla, aunque hay que tener en cuenta que no todos los modelos están adaptados para ello.
Este tipo de electrodomésticos tiene otras ventajas, sobre todo, que son más limpios. Por un lado, porque al estar perfectamente encajados en el resto de los muebles, no hay posibilidad de que la suciedad se introduzca por los bordes. Por otro, porque los frontales se limpian con la misma facilidad que el resto de los armarios.
La otra solución posible para ocultar los electrodomésticos es panelarlos, es decir, cubriendo el frontal con una placa del mismo color que los muebles, pero dejando los mandos a la vista. Es una solución intermedia entre muebles a la vista e integrados que estuvo de moda pero que cada vez se utiliza menos.
Electrodomésticos que sí o sí quedan a la vista
Hay electrodomésticos que no se pueden integrar. Son, en primer lugar, los hornos y microondas. La forma más decorativa de colocarlos es en columna. Además, es la más cómoda para trabajar. Pero, si lo que quieres es que pasen lo más desapercibidos posible, la única forma de conseguirlo es colocando el horno bajo la encimera.
¿Qué ocurre con la placa? Puede pasar más o menos desapercibida. Todo depende del color de la encimera. Hoy las placas de inducción ya no solo se fabrican en blanco o negro, también en colores como gris o arena, lo que facilita mucho que pasen desapercibidas. Pero si realmente quieres que no se vea y no tienes problemas con el presupuesto, hay encimeras de inducción invisible, es decir, llevan un sistema por el que se cocina directamente sobre la encimera.
Y en lo que respecta a otro electrodoméstico importante, la campana, se pueden integrar en un mueble. Sin embargo, en la actualidad se peuden encontrar modelos tan decorativos que merece la pena no solo que se vean, sino convertirlas en protagonistas y foco de atención en la cocina.
Pero, si no es lo que quieres, hay extractores de encimera, que quedan ocultos bajo ella cuando no se usan y se deslizan hacia arriba cuando se cocina. Son los más discretos, realmente son invisibles cuando no están en funcionamiento. Pero obligan a que la placa de cocción tenga menos fondo para su instalación. Y su precio, evidentemente, también es mayor que el de las campanas convencionales.