Es una de las grandes protagonistas del invierno, pero en lo que a decoración se refiere, no siempre le damos la relevancia que se merece. La chimenea es uno de los elementos que visualmente más destacan en el salón, por ello es fundamental sacarle todo el partido posible. Y no solo cuando la utilizamos en los meses más fríos, también cuando no lo hacemos.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no todas las chimeneas son iguales, ni por dimensiones, ni por sistema de funcionamiento, ni por estilo. Son cuestiones que tienen relevancia, y mucha, a la hora de decorarlas. En cualquier caso, la clave está en los detalles, incluso la más sencilla puede convertirse en el auténtico corazón de la estancia por muy poco.
Los mejores detalles para vestir la chimenea con mucho estilo
Vamos a empezar por la parte más alta, por la pared y por la repisa de la chimenea. Son dos puntos focales muy poderosos, por eso deben ser los primeros en los que debemos fijarnos. El truco más sencillo para decorar la chimenea es colocar un espejo. Si es de tamaño XXL, multiplicará la luz y hará que la habitación parezca más grande y acogedora. ¿No te gustan demasiado los espejos? Una lámina o un cuadro quedarán perfectos.
¿Cómo colocarlos? Simplemente apoyados en la repisa de la chimenea. Es una forma simple y muy elegante de darle protagonismo. Un espejo más pequeño, tipo sol ,se puede colocar centrado en esa pared. Y, si son cuadros, una pequeña composición con varios de diferente tamaño es una idea genial. En lo único que hay que tener cuidado es en que esa composición sea equilibrada y que una parte no tenga mayor protagonismo que otra. Para no complicarse demasiado, el truco está en apostar por simetrías.
Si la repisa queda despejada, necesitará algún detalle. Las velas son lo más socorrido, pero no son la única posibilidad. Pequeñas composiciones florales en jarrones de cristal dan un toque de alegría y también de elegancia. Si lo que se busca es un aire más rústico, basa con sustituir el cristal por un material natural como el mimbre o la cuerda y llenarlo de flores secas. Se pueden colocar pequeñas plantas naturales, pero hay que tener en cuenta que, si la chimenea se utiliza en invierno, el calor puede estropearlas.
Algún libro, cajas de madera, figuras de pequeño tamaño, botellas de cristal o una guirnalda hecha con ramas y hojas. Hay un sinfín de accesorios de decoración que se pueden colocar en la repisa. Pero hay que tener en cuenta algunos consejos: los excesos no suelen funcionar, pero sí lo hace la mezcla de formas materiales y texturas; si la chimenea es alta, mejor adornos bajos, y siempre hay que buscar ese equilibrio para que el conjunto resulte armónico.
¿Y si la chimenea no se utiliza?
Si la chimenea es solo un elemento decorativo y también en esas épocas en las que no se utiliza, no hay que olvidarse de decorar también el hogar. También hay ideas muy sencillas de poner en práctica, pero realmente vistosas. Una composición de velas de diferente altura es una solución elegante. Además, esas velas se pueden encender si queremos iluminar tenuemente el salón o crear un ambiente íntimo y acogedor.
Para dar un toque natural y también algo rústico, unas simples piñas o unos troncos darán ese efecto deseado. Sin embargo, lo más adecuado es dar algo más de presencia al hogar ¿Cómo? Por ejemplo, colocando en su interior una cesta de ratán con unos troncos en su interior. En caso de buscar un toque de alegría, la solución es sencilla: sustituir la madera por flores secas de diferentes colores. Y hay algunas otras soluciones tan ingeniosas como prácticas, como transformar la chimenea en una pequeña librería.
Decorar la chimenea no requiere de muchos recursos y lo mejor de todo es que es muy fácil adaptarla a cualquier estilo del salón. Y aún hay una ventaja añadida: se puede ir variando según cambien las estaciones o las modas. Así es muy sencillo disfrutar de un salón con un aspecto siempre actual.