Salir de fiesta o simplemente tomar algo con amigos o familiares normalmente implica la consumición de algún tipo de bebida alcohólica: una cerveza, una copa de vino, un vaso de licor… El alcohol puede llegar a convertirse en una parte importante de nuestras actividades de ocio.
Lo que hay que evitar a toda costa es consumirlo en exceso y de manera muy seguida, ya que está más que demostrado que las bebidas alcohólicas, a la larga, pueden ser perjudiciales para la salud. Sin embargo, en este artículo hemos querido tratar la otra cara de la moneda para hablar de aquellas bebidas que incluso pueden ser saludables si se consumen moderadamente.
Los tres alcoholes más sanos que puedes comprar
Nuevamente, queremos dejar claro que el alcohol no es saludable consumido en exceso y muy seguido. Decir que una bebida alcohólica es más sana que otras no significa que sea igual de saludable que una pieza de fruta o una ración de verduras, por ejemplo. Dicho esto, estas son las tres bebidas con alcohol más saludables que podemos consumir:
- Vino: es el claro vencedor. El vino tinto es el alcohol más saludable, un dato más que confirmado en muchos estudios científicos. Los antioxidantes que contiene son buenos para cuidar el sistema circulatorio, sus componentes reducen el riesgo de padecer cáncer de pulmón y enfermedades degenerativas como el Alzheimer… El vino blanco también es saldable, y su principal beneficio es que contribuye a la eliminación de bacterias que provocan el empeoramiento de los dientes y la garganta.
- Cerveza: la cerveza negra es la más saludable de todos los tipos que existen, sobre todo porque, debido a su composición, puede prevenir la formación de coágulos de sangre, y así reducir el riesgo de padecer un ataque al corazón. Además, cualquier cerveza es una fuente de silicona que contribuye al crecimiento y al buen desarrollo de los huesos. Por si esto fuera poco, estudios científicos descubrieron recientemente que las cervezas con lúpulo contienen un compuesto antioxidante natural 200 veces más potente que el del vino tinto, y que tiene la capacidad de controlar el crecimiento de tumores.
- Licores: algunos destilados como la ginebra, cuyo sabor se obtiene de las bayas de enebro, tienen propiedades diuréticas que pueden reducir los niveles de azúcar en sangre. El whisky, tomado en pequeñas cantidades, genera beneficios antioxidantes similares a la toma de la dosis recomendada de vitamina C. Lo mismo sucede con un chupito de brandy.
La graduación: un concepto clave
La graduación alcohólica de las bebidas mide el contenido de alcohol, concretamente etanol, que éstas contienen. Se mide en grados, y se obtiene calculando los volúmenes de alcohol: resultado de multiplicar el volumen total de bebida por los grados de alcohol y dividir entre cien. Este dato se puede comprobar fácilmente, al menos por lo general, en el etiquetado de las bebidas alcohólicas. Se expresa con la abreviatura alc. (de alcohol) seguida de % vol.
Por poner un ejemplo, si una botella de cava tiene una graduación de 12 grados, esto quiere decir que contiene 120 mililitros de alcohol por litro. Para saber qué bebida alcohólica tiene una mayor graduación, es importante conocer que hay dos procesos básicos de producción: el fermentado y el destilado.
- Bebidas fermentadas: en este grupo se encuentran bebidas como el vino o la cerveza. Tienen un volumen de alcohol de entre 3 y 15 grados, más o menos.
- Bebidas destiladas: algunos ejemplos de estas bebidas, más fuertes, son el whisky, el vodka, la ginebra… Oscilan entre los 30 y los 60 grados, aunque existen algunos que alcanzan una concentración de alcohol de hasta el 96%.
Por lo general, y como es lógico, cuanto menor sea la graduación del alcohol que vayamos a comprar mucho mejor.