El tomate frito, además de ser una opción culinaria práctica, se ha convertido en un pilar fundamental de la alimentación mediterránea. Su versatilidad lo hace ideal para acompañar platos de pasta, arroces, carnes, pescados e incluso como base para pizzas y bocadillos. Esta deliciosa salsa aporta un toque de frescura y sabor a una amplia variedad de recetas.
Pero, ¿cuál es el mejor tomate frito de supermercado que podemos comprar? La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un exhaustivo estudio para responder a esta pregunta, analizando 113 muestras de tomate de bote, entre las cuales destacaron 79 variedades de tomate frito envasado.
El mejor tomate frito de bote según la OCU
Entre las diversas opciones evaluadas, la OCU ha determinado que el tomate frito de la marca Gallina Blanca se alza como el favorito. Su sofrito casero de tomate frito, un producto anunciado como 100% natural y sin conservantes, ha conquistado el paladar de los expertos.
La elaboración de este tomate frito además, es la que más se asemeja a la receta casera tradicional. Contiene tomate, aceite de oliva virgen extra, azúcar, sal y ajo, una combinación que deleitará a los amantes de la cocina tradicional. La única pega y por lo que no es del todo fiel a la elaboración casera, es que el tomate que se usa es concentrado.
Otras marcas de tomate frito recomendadas por la OCU
Además del sabor, la OCU se ha preocupado por el aspecto nutricional de los tomates fritos evaluados. Marcas como Orlando 0,0, Hida Kids y Light, y el tomate Kines han sido destacadas por obtener una clasificación A o B en la escala Nutriscore. Estas opciones se caracterizan por su bajo contenido en azúcar, ofreciendo alternativas para aquellos que deseen cuidar su dieta sin sacrificar el sabor o para una alimentación infantil en la que se quiera controlar la ingesta de azúcar.
La opción menos recomendable para la OCU
Como en todo ranking, a alguien le tiene que tocar ser la cola. En el caso del tomate frito de bote, la OCU considera la opción menos recomendable el de la marca Juan Ranas. El motivo es que presenta unos porcentajes de azúcar, grasas saturadas y sal mayor que las 78 marcas que han obtenido una puntuación mejor, aún así, los niveles se mantienen por debajo de los límites. Por lo que su consumo no es desaconsejable, es solo que las otras opciones nos algo mejores.
Lo que no quieren que sepas: ningún tomate frito de supermercado es casero aunque lo diga la etiqueta
Pese a que la OCU haya dado buenas puntuaciones a estas marcas de tomate frito, conviene recordar que lo que compramos envasado no es realmente tomate frito como el que se puede hacer con una elaboración casera.
Pese a que la legislación actual permita el uso del termino ‘elaboración casera’, en realidad lo que comemos es el resultado de un proceso industrial en el que el tomate se pela, se trocea y se cuece a la misma vez que se va mezclando con aceite, un proceso diferente al de la elaboración tradicional.
Según explica la OCU, «suele llevar aceite, azúcar, sal y ácido cítrico. Es la única categoría que está regulada por ley, que indica porcentajes mínimos o máximos de algunos ingredientes habituales», y señala que incluso podemos encontrar cebolla entre los ingredientes de algunas marcas o almidón como espesante.
La OCU advierte que «se ha encontrado un número significativo de productos que utilizan algunos reclamos como artesanal, tradicional, casera, de la abuela, cuando ninguna de estas calificaciones está regulada y cada fabricante las utiliza de manera discrecional», y añade que «se utilizan para dar una imagen más saludable del producto«, por lo que advierte a los consumidores de no hacer caso de este tipo de reclamos.