El pollo envasado en bandejas, ya sean enteros, muslos, pechugas o filetes, es una opción bastante frecuente en nuestra compra de carne en el supermercado, ya que no necesita esperar en la cola de la carnicería y además te permite conocer el precio y el peso de la compra de antemano gracias a la etiqueta.
Pero precisamente el precio y el peso no es lo que más debería importarnos del etiquetado de este alimento, ya que en muchas ocasiones si miramos su composición puede que nos demos cuenta de que no es pollo ni todo lo que pesa, ni todo lo que se paga.
El pollo envasado es uno de los engaños más comunes en alimentación
Pese a que la seguridad alimentaria de España cuenta con una de las mejores calificaciones y cuota de confianza de Europa, el pollo es uno de los alimentos en los que los consumidores reciben un mayor fraude por lo que pagan.
Según explicó hace unos días el nutricionista Pablo Ojeda en un programa de televisión, se da «muchas veces, cuando venden pollo, que gran parte del pollo es agua» algo que según experto ocurre incluso cuando compramos esta carne en filetes.
El filete de pollo era bastante más grande antes de pasar por la sartén
Es normal que la carnes de pollo, especialmente en el caso de los filetes, reduzcan un poco su tamaño cuando las ponemos en la sartén caliente con respecto a cuando estaban crudas. Siempre hay una parte de agua en la carne y cuando está se evapora por el calor el filete se hace un poco más pequeño.
Por lo tanto, esa diferencia se hace mayor cuanto mayor es la cantidad de agua presente en el filete. Alguna vez te ha podido pasar que el filete se queda en prácticamente la mitad del tamaño que tenía crudo a pasarlo por la sartén. Cuando esto ocurre es que hemos comprado un filete con un gran porcentaje de agua. Una venta al peso que hace que, al evaporarse el agua es como si se evaporase el dinero que has pagado por ese porcentaje del peso.
Evita que se evapore tu dinero leyendo la etiqueta del pollo
Cuando compramos pollo al corte en la carnicería, lo normal es que estemos comprando 100% carne de pollo —con la cantidad de agua que forma parte de la composición natural de la carne—, sin embargo, en las bandejas la cosa cambia.
Este es el motivo por el que es importante leer siempre el etiquetado del pollo, y también de otras carnes, antes de comprar. Para conocer la composición del alimento y lo que realmente estamos pagando. Según explicó el nutricionista, en caso de no encontrar el etiqueta, y de acuerdo con lo que establece la ley, es que es 100% carne de pollo —o el tipo de carne que sea— y, por lo tanto, no necesita etiquetado.