¿Eres de los que les gusta madrugar? ¿O eres quizá un noctámbulo absoluto de los que prefieren trabajar por la noche? Hay cuatro tipos de cronotipos y todos nosotros encajamos en una tipología, es decir, en esa forma particular de usar nuestra energía, de regular nuestros ritmos circadianos. Conocerlo nos permitiría, por ejemplo, comprender por qué nos sentimos más cansados en determinados momentos del día. Sin duda, se trata de un tema que siempre suscita gran interés.
Y lo hace porque nos permite dilucidar por qué razón hay personas a las que les cuesta tanto levantarse por la mañana o por qué otros sufren insomnio crónico, así como descubrir el origen de esa bajada de ánimos y motivación cuando llega el medio día. Los horarios que rigen nuestra vida no siempre se adaptan a nuestras necesidades, un hecho que lleva décadas estudiando la cronobiología. Si quieres saber si eres del tipo león, lobo, oso o delfín, los cuatro tipos cronotipos que existen, sigue leyendo.
León, lobo, oso o delfín: según tu cronotipo, tienes un mejor momento para cada cosa que quieras hacer
El cronotipo es la tendencia natural de nuestro cuerpo a descansar, o estar despierto, así como de experimentar momentos de mayor actividad, tanto física como mental, en un momento determinado del día, que varía entre unos individuos y otros. Sería algo así como una adaptación personal del ritmo circadiano, el cual puede definirse como «reloj interno» por el que nuestro cerebro regula los cambios tanto a nivel físico, como mental y de comportamiento en base a las 24 horas del día, a su luz y su oscuridad. La secreción de hormonas, el movimiento intestinal, la temperatura corporal… todo es cíclico.
Nuestra fisiología y comportamiento están marcados por el movimiento de rotación de la tierra. Este reloj interno nuestro se halla en el hipotálamo, una región del cerebro. Para sincronizarse necesita de estímulos externos como la luz del sol. Estos ritmos circadianos marcan de forma natural la hora de irse a dormir o, por el contrario de activarse, a todos los seres de la naturaleza, animales y plantas, así como los humanos. La caída del sol es una señal circadiana que nuestro cerebro recoge, pero mientras para unos supondrá un aumento de la hormona melatonina, y la somnolencia, en otros su cerebro puede dar la orden contraria.
Si bien durante mucho tiempo se consideró que había dos cronotipos principales: las alondras o cronotipo matutino, que son esas personas que se levantan temprano y son más productivas por la mañana; y los buhos o cronotipo nocturno, que como su nombre indica funcionan mejor al final del día, en 2016 el psicólogo americano Michael Breus, miembro de la Junta Americana de Medicina del Sueño y de la Academia Americana de Medicina del Sueño publicó su libro «El Poder del Cuándo» donde exponía que, en su opinión, existen cuatro cronotipos principales que definen el mejor momento para hacer todo.
Es decir, cada persona, o cada cronotipo, tiene un mejor momento desde para comer, hacer deporte o tener sexo, hasta pedir un aumento, escribir una novela o descansar. Por ello, conocer nuestro cronotipo, más allá de aquel comentario de «soy un ave nocturna o diurna», puede ser de gran utilidad para conseguir algo tan importante como, por ejemplo, un sueño de calidad o el mejor momento para hacer algo que requiera una gran concentración.
Es importante destacar que los cronotipos no se eligen, sino que vienen determinados por los genes. Así lo aseguran estudios como los realizados en la Universidad de Michigan, el cual nos recuerdan que los cronotipos tienen base genética y no responden a una decisión momentánea. Es decir, a diferencia de los ritmos circadianos, el cronotipo no está marcado por agentes externos, sino que cuando venimos al mundo se inscribe ya en nosotros nuestra tendencia. Ahora, ¿quieres descubrir la tuya?
León: el cronotipo vespertino
Cerca de un 20% de la población se integra en este cronotipo del león que, en cierto modo, se ajusta al modo en que se organiza nuestra sociedad, pues se trata de personas que se sienten más activadas durante las primeras horas del día, no les cuesta en exceso tener que madrugar, y suelen levantarse antes incluso que el amanecer y sin necesidad de despertador. Estas personas están a tope de energía las primeras horas del día y, puesto que llevan activas desde tan temprano, su día termina pronto y el cuerpo les pide descansar pronto.
Es fácil que a las 9 de la noche ya estén pensando en ir a dormir y, por lo general, duermen bien. Por término medio, pueden descansar ocho horas seguidas logrando un descanso profundo y reparador. Destacar también que el cronotipo león suele mantener unos horarios fijos y se sienten bien al seguirlos: se levantan a la misma hora, comen a las mismas horas…Estos hábitos de vida, además, revierten en su salud, pues tienen menos problemas cardiovasculares. En cuanto a las rutinas diarias, su máxima actividad está de 6 a 11 de la mañana y el mejor momento para hacer deporte y entrenar suele ser en torno a las 5 de la tarde.
Oso: el cronotipo que más se ajusta a los ritmos circadianos
Este cronotipo es el que más se ajusta a los ritmos circadianos, y es al que pertenece cerca del 55% de la población. Eres de cronotipo oso si sueles acostarte y despertarte según el día y la noche. Los osos tienden a necesitar acostarse también relativamente pronto., y lo habitual en este grupo es dormirse sin dificultad, al igual que el despertar. Como en el cronotipo león, su pico de máxima productividad es por la mañana hasta el mediodía, siendo su pico de energía entre las 11 y las 12 horas.
Las personas del cronotipo oso no siempre suelen seguir unos mismos horarios, es decir, no siempre se acuestan o cenan a la misma hora y los fines de semana se levantan tarde. Esto los diferencia del cronotipo león, más habituado a seguir unos horarios fijos. Podría decirse que el principal problema de cronotipo oso es la falta de sueño. Esto se debe a que, a menudo, se acuestan tarde. También a que su sueño no es sostenido, sufren despertares frecuentes y suelen levantarse cansados. Su mejor hora para hacer deporte, entre las seis y las siete de la tarde.
Lobo: el cronotipo nocturno
Tildados por muchos como «perezosas», este tipo de personas son realmente noctámbulas. A este cronotipo le cuesta levantarse por las mañanas. De hecho, no es hasta pasado el mediodía que empiezan a activarse, física y mentalmente, por lo que su máxima productividad es durante la tarde. A la hora a la que los leones y los osos empiezan a recogerse para ir a descansar, los lobos se activan y su energía les permite realizar un montón de tareas, puesto que su organismo no sentirá ganas de dormir hasta ya bien entrada la noche.
El cronotipo del lobo tiene hábitos crepusculares: son muy productivos y creativos por la noche, y su pico de energía tiene dos momentos claves: al mediodía y a medianoche. A estas personas les cuesta adaptarse a los horarios diurnos, de ahí que prefieran estudiar por la tarde y tener trabajos nocturnos y su principal problema es que, al no poder ajustarse a los horarios normativos de nuestra sociedad, suelen sufrir falta de sueño. Esto se traduce en problemas de salud a largo plazo y en alteraciones en la alimentación. Su mejor hora para hacer deporte y entrenar es de 20 a 22 horas y su pico de productividad, de 20 a 22 horas.
Delfín: el cronotipo de los que no encajan en los anteriores
El delfín es el cronotipo de aquellas personas que no encajan fácilmente en ningún horario concreto. No importa el que traten de seguir para dormir, que no logran descansar bien. Les suele afectar cualquier ruido o luz mientras descansan y su sueño es muy ligero y poco reparador. Es habitual que sufran periodos de insomnio y se levanten cansados y con poca energía. Su momento más productivo suele rondar las horas previas y seguidas al mediodía. A este grupo pertenece el 10% de la población, que suele tener su mejor hora para el deporte en torno al mediodía.
Es, sin duda, el cronotipo más problemático, pues es común que las personas con insomnio, con cansancio persistente y una energía fluctuante se sientan identificadas con la tipología del delfín: Asimismo, en este cronotipo es habitual que las personas tengan picos muy marcados de energía, momentos muy cortos en que se sienten activos y muy creativos. Sin embargo, a las pocas horas esa hiperactividad decae para dar paso a un cansancio profundo.
Como curiosidad, señalar que se usa la metáfora del delfín por la naturaleza singular de este animal: son mamíferos con descanso uni-hemisférico. Es decir, mientras una mitad de su cerebro descansa la otra se mantiene despierta y activa. Esta analogía describe a los hombres y mujeres con un descanso nocturno ligero e insatisfactorio. Destacar asimismo que los cronotipos no son grupos cerrados y absolutos y en muchas ocasiones nos encontraremos a medio camino entre uno y otro y además iremos cambiando de uno a otro con la edad.
Y es que, para terminar, es importante indicar que el cronotipo puede cambiar con el tiempo. La mayoría de los bebés y niños pequeños son leones, muy madrugadores y llenos de energía a primeras horas de la mañana; y cuando alcanzan la adolescencia pasan a convertirse en lobos. A lo largo de nuestra vida, la mayoría de nosotros vamos cambiando el cronotipo. Empezamos como leones y acabamos como leones, pero con la madurez nuestro cronotipo vira a oso y, a la vejez, la mayoría volveremos a ser leones, con un aumento, además, de la superficialidad del sueño.